Llegamos a la mitad de este 2018 y en la entrevista de julio quiero presentarles a una de mis mujeres favoritas. Giselle es una mujer como ninguna otra. Antropóloga apasionada, espontánea, alegre y cariñosa. Irradia una energía tan poderosa que me llena el corazón con tan sólo apreciar su sonrisa.

A través de sus palabras podrán conocer la sabiduría de una mujer viajera que ha descubierto formas maravillosas de conectarse con su paz interior.

Sus experiencias de vida, tanto en su Cuba querida, como en Chile, su segundo hogar, le han permitido conocerse, valorarse, reinventarse y, por sobre todas las cosas, a amarse tal cual es.

Te invito a leer su entrevista llena de encanto, autenticidad y arte.

1. Eres una mujer cubana viviendo en Chile. ¿Cómo ha sido tu proceso de movimiento, cambio y reinvención?

He amado el movimiento desde que tengo conciencia. El acto en sí de desplazarme y de conocer nuevos lugares. Me recuerdo regresando a mi casa de infancia, por lugares diferentes cada vez, lo mismo desde la escuela o de mis clases de danza, en la Casa de la Cultura del pueblo. Regresar siempre fue una aventura.

Mi juego preferido por ejemplo era imaginar donde llegarían los trenes que pasaban por el costado de la casa de mi abuela cada cantidad de horas del día. Los miraba alejarse embobada y fantaseaba con lo maravillosa que sería la vida de ese maquinista jejeje…

Mi niñez y adolescencia

Estuvieron marcadas por mi inquietud de habitar lugares y conocer gente nueva. Creo que por eso encontré en la lectura un espacio pleno que me permitía moverme, salirme, conocer lejanas culturas y experiencias de vida. Confieso que los libros eran mi pasaje a lo desconocido.

Entonces, venir a Chile fue mi posibilidad de conocer, nada más y nada menos, que el sur del mundo, con sus desiertos, sus paisajes con cumbres nevadas, sus ríos inmensos y la majestuosidad de la cordillera. Y lo mejor de todo fue conocer a su gente, que en Cuba es visualizada como unos primos latinoamericanos lejanos con buenos poetas y cantores. Acepté de inmediato el reto sin poder advertir que desandar Chile me retendría 9 años y contando. Que seguiría trazándome caminos por esta tierra que me tiene fascinada por un tiempo que se me hace hoy indefinido.

Nunca pensé que acá tendría experiencias de vida que serían quiebres biográficos importantes y que me vuelven la mujer que soy ahora.

El permanecer en Chile fue un cambio trascendental en mi vida

Me obligó de alguna manera a continuar un camino con curvas y discontinuidades. Momentos de mucha inseguridad y la posibilidad de reinventarme. Yo tomé el reto y aquí vivo según una vieja costumbre. Aprendiendo de cada instancia laboral, amando al calor de las cercanías que voy generando y disfrutando el estar, aunque a ratos sienta el peso de la ausencia de mi madre y los aguaceros tibios del verano de mi tierra.

Hacer trabajo de campo en Chile, registrar fiestas, relaciones sociales entre diferentes grupos y asociaciones, recuperar fragmentos de historias perdidas y enseñar han sido espacios de realización personal que me atreví a asumir y que he disfrutado al máximo.

2. ¿Cuáles son las habilidades que has desarrollado al vivir fuera de tu país?

Creo que vivir fuera de Cuba ha sido un aprendizaje constante por la obligación de reinventarse desde las potencialidades que uno logra distinguir de sí misma y como estas pueden tenerse en cuenta al momento de insertarse en el nuevo lugar de llegada.

Mi capacidad de sobreviviencia en términos emocionales y espirituales. La posibilidad de inventarme un nuevo camino en términos laborales, cotidianos y de aprendizajes.

La capacidad de poner en diálogo mi experiencia familiar cubana con mi nuevo mundo en Chile. Vivir fuera de Cuba me aumentó la familia y la capacidad de amar a otros seres que me han cuidado y enseñado que el lugar de uno está donde uno hace lo que ama, donde se es útil y donde uno escoge pasar una parte de la vida, aunque sean solo días o años, y que esto puede conciliarse con tener un origen distante.

Vivir fuera del país de origen

Esta experiencia te obliga a pensarse y a mirarse en función de generar la seguridad que necesitas con respecto a tus competencias y habilidades.

Te surge una y otra vez la interrogante de para qué más sirves desde lo que estudiaste, desde tu experiencia previa de vida, que te ayude a insertarte socialmente. Es un proceso que no tiene un ritmo determinado. Comienzas de a poquito a querer hacer calzar quién eres. Estas acostumbrada a un modo de ser y hacer en tu país y tratas de que esto encaje en el lugar de destino.

Ahí es cuando te das cuenta que no están los amigos de la vida, que no está tu red más cercana de contactos laborales y extrañas. Postulas a empleos o centros de estudio todo al mismo tiempo y poco a poco te das cuenta que te tienes que ver, te tienes que sentir y visionar a ti misma y saber que puede funcionar en este nuevo lugar que habitas, en este nuevo mundo a punto de ser creado o recreado por ti y para ti, especialmente si desde ahora será tu casa.

3. ¿Cómo has afrontado aquellos momentos en donde la tristeza, la nostalgia y la soledad han invadido tu corazón?

En los casi 9 años viviendo fuera de Cuba han habido muchos momentos como señalas en la pregunta y las causas vienen y van.

Mi primera reacción generalmente es salir a caminar a cualquier hora del día o de la noche, moverme, desplazarme, para que mi cuerpo y mi mente entren en otra sintonía. Me despejan las luces, olores y colores de la vida urbana y de los espacios naturales por donde he vivido. Si puedo tocar un árbol o ver a un niño correr con certeza se irá diluyendo mi tristeza.

También escribo y le dedico una cantidad de horas impresionante a darle orden y color a mi casa. Hacer cosas con las manos y sentir como el lugar que habito se llena de colores y recuerdos es algo que amo y da lo mismo si vivo semanas, meses o años en los sitios…es simplemente algo que considero un pequeño placer de vida. Me gustan las lucecitas, el verde de las plantas, los libros y los sonidos.

En los peores momentos que creo son los de absoluta soledad, me he descubierto siendo acompañada por gente hermosa y profunda que, sin ellas, hubiese sido muy difícil sostenerse. En ese sentido Chile me ha dado mucho.

4. ¿Cuál es tu misión de vida y cómo la descubriste?

No estoy segura de cuál es mi misión de vida. Es bien complejo encontrar la misión de vida. Creo que los últimos 25 años han sido de búsqueda, de crecimiento personal y de inquietudes que me han llevado a trabajar, estudiar y vivir experiencias que tienen que ver con lo que considero que es cercano a esa misión de vida.

Amo viajar, enseñar y trabajar con gente de cualquier edad en espacios y territorios que me obliguen a desprenderme de mis hábitos conocidos. Todo lo que involucre vivir y habitar con personas me apasiona, especialmente si puedo escribir sobre ellas. A pesar de que siento que lo he podido sistematizar muy poco, la antropología me ha seducido.

5. ¿De qué forma la cultura de un país influye en que una mujer se reinvente?

Influye totalmente porque cuando cambias de país no caben en la maleta tu red familiar, ni los amigos de toda la vida y mucho menos tu red de contactos que permiten, tal como en tu lugar de origen, tener un enganche para trabajar, charlar, salir, recorrer y formar equipo para impulsar las cosas que te apasionan y aquellas que provoquen cambios.

A esto se le suma que, donde llegues debes aprender cómo funciona todo, desde lo más particular hasta las generalidades más insospechadas. Vuelves a ser un bebé y si eres mujer eres una suerte de criatura singular a la que a veces se les paga menos en determinados rubros. Cuando eres mujer y cubana puede ser lo mismo un timbre que abre una puerta. Puede ser que el interlocutor sea de izquierda y pro-Cuba o sencillamente jugarte una mala pasada si es de derecha y misógino.

La cultura organizacional en las instituciones de los países funciona según las personas que las habitan. Y es ahí donde cambiar de país te obliga a sacar lo mejor de ti y dónde puedes aportar de manera singular a la sociedad a la que llegas.

6. Según tu experiencia, ¿Qué recursos o herramientas personales necesita una mujer para poder reinventarse?

Necesita escucharse, trazarse metas, visualizar que te gusta hacer y como eso puede ser valorizado por ti y por otros. Tener la capacidad de atreverse a experimentar a pesar de que no siempre haya seguridad de éxito. No parar en el empeño de vivir según los códigos propios. Y si te descubres traspasando límites que ni tú misma sospechabas que podrías traspasar, debes tener la capacidad de asumirte y no autoinfligirse castigos por ello. A veces asusta emanciparse de la pesada carga cultural que una arrastra, pero hay que intentarlo.

7. Si te encuentras con una mujer se siente estancada, ya sea en un trabajo, en una relación de pareja o en un lugar en donde no se siente feliz, ¿Cuáles son los tres consejos que le darías?

1.Vive tu proceso a tu ritmo, todos tenemos velocidades distintas para afrontar adversidades y experiencias no gratas de vida y eso no quiere decir que no tengamos la capacidad de superar lo que nos daña.

2. Las redes de aparente seguridad a veces inmovilizan y no te permiten crecer y ser la persona que deseas, por eso a veces es súper saludable aventurarse sin red, no pasa nada, solo vas a encontrar la manera de crecer, de sobrevivir a tus procesos y eso te hace hermosa, poderosa y humana. Confía en tu propia fuerza.

3. Emprende el loco camino de intentar conocerte para que puedas disfrutarte. La certeza de tenerse hasta el final de los días y de conocerse poquito a poco irradian luz a tu alrededor y te impulsarán a buscar justo lo que necesitas.

8. En momentos difíciles, ¿Cómo reconectas con tu paz interior?

Camino, escribo, hago pequeños trabajos manuales de autocuidado en casa, más abocados al espacio que habito que a mi corporalidad. Me ayudan las velas blancas diseminadas sin orden y el incienso que no me falta nunca. Amo bañarme con flores. La conjunción del disfrute de estas pequeñas cosas son parte de mis recorridos para recuperar mi paz interior. 

9. En este momento de tu vida; ¿cuáles son los retos y/o desafíos por hacer?

Cerrar mi ciclo formativo en Chile, que fue mi primer motivo para venir acá. Tener la independencia económica justa como para viajar y recorrer siempre que pueda. Sostener relaciones laborales entre Chile y Cuba con investigadores de ambos lugares. Sistematizar temáticas que me remitan a realizar estudios e investigaciones antropológicas en el norte de Chile, lugar que reconozco como mi segunda casa en el mundo.

10. ¿Qué le recomendarías a aquellas mujeres que desean moverse, cambiar y reinventarse?

Que no tengan miedo. Se puede, siempre se puede hasta cuando no se está segura de sí misma. Solo hay que aventurarse, iniciar el camino e intentar mirarse buscando que es lo que nos hace únicos, en que somos mejores y como eso puede ser compartido con otros y ser un valor a donde vayamos.

Palabras finales

Confieso que las preguntas remiten a rebuscar en la intimidad propia y es un ejercicio que ojalá se hiciera con más frecuencia. Siento que es una linda experiencia bucear buscando cada respuesta porque obliga a eso que tanto cuesta, a mirarse sin corazas. Que las preguntas las haga Leslye, compañera, amiga, mujer hermosa y migrante que irradia luz y tiene tanto que ofrecer a través de CreoMás es doblemente vinculante y le agradezco por el aprendizaje al que me remite y por la maravillosa oportunidad de compartirlo con ella y con más mujeres. Gracias.

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¿Cómo conectas con tu paz interior? Te leo en los comentarios!

Psicóloga, arteterapeuta y escritora. Especialista en promover espacios de autoconocimiento a través de la expresión artística. Actualmente realiza sesiones de arteterapia individual, cursos, talleres y creación de contenido en Creomás, ayudando a miles de personas a descubrir su mundo interior, conectar con su creatividad y transformar sus vidas.
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